Complicado, muy complicado elegir un retrato de Danny Clinch. Su trabajo lo tiene todo: es emotivo, es pausado y frenético, es elegante, es sucio, espontáneo o estudiado con escenas y momentos que se nos ofrecen ocultos o francos y que nos dejan boquiabiertos aunque solo sea por la nómina de músicos a los que ha fotografiado. Un placer para la vista y el oído.
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